viernes, 24 de marzo de 2017

LA FE EN NUESTRO ALUMNADO.

Queridos bloggeros:

Hoy me he levantado con ganas de hacer una reflexión sobre algo que considero crucial en Educación Física, así como en el resto de las áreas curriculares: LA FE Y LA CONFIANZA EN EL ALUMNADO.

Es algo evidente, para aquellos que ya llevamos tiempo trabajando con niños y niñas, que según las esperanzas que tengamos puestas en ellos, así serán sus resultados (siempre, por supuesto, dentro de sus capacidades y limitaciones). Y este año me estoy dando cuenta especialmente, ya que en este colegio hay un alumnado reducido (47 discentes), y además muy variopinto, por lo que me da tiempo a analizar a cada uno de ellos, observarles pausadamente, comprobar cómo mis comentarios modifican su comportamiento -tanto para bien como para mal-, y verificar la teoría que Delgado (1999) asegura, que dice que "mientras el profesorado de Educación Física no tenga esperanzas en el alumnado, seguirá existiendo el abandono de la práctica deportiva". Este autor hace esa afirmación en cuanto al alumnado femenino (centrándose en el tema de la coeducación), y aunque secundo esa idea, también me atrevo a extrapolarla a todo el alumnado en general, sin distinción de género.

Voy a hablaros sobre un alumno en concreto, de 3º de Primaria, a quien cuando llegué este curso no le gustaba para nada el deporte en general, debido a que tiene una motricidad un tanto limitada, no le gusta la competición, ni el trabajo de velocidad... pues bien, me decidí a darle un giro a la Educación Física (en adelante EF) en pro suyo. 
(He de decir que nunca he sido muy tradicional en cuanto a los contenidos del área, siempre me ha gustado innovar, adaptar juegos a la heterogeneidad del alumnado, trabajar mucho la expresión corporal y el ritmo, incluir juegos deportivos -adecuados a la edad del alumnado, por supuesto- desde el primer ciclo, no realizar demasiados juegos competitivos, suprimir prácticamente en su totalidad la eliminación, favorecer la agrupación mixta, cambiar dichas agrupaciones casi en cada juego... en definitiva, aumentar el tiempo de compromiso motriz y buscar la aceptación y el placer de nuestros discentes por este área).

Volviendo al "giro" del que os hablaba en relación al alumno al que no le gustaba la EF, os voy a desglosar algunos de los aspectos que pensé y puse en práctica:

-Desde la primera clase comencé a trabajar mucho con el propio cuerpo, en muchas de las sesiones apenas utilizamos material dando así un papel fundamental a la creatividad, al conocimiento del propio cuerpo, a la expresión corporal... 



-Por otro lado, también he incluido el ritmo en prácticamente todas las unidades didácticas, eliminando la idea de que es una actividad "femenina", realizando montones de juegos con música, haciendo bailes para cada ocasión (Halloween, Navidad, Carnaval...), predicando con el ejemplo, porque la primera que baila y actúa soy yo. 

-Le doy muchísima importancia al calentamiento: siempre lo hacemos siguiendo la misma rutina, hablando de "movilidad articular-trabajo aeróbico-estiramientos", y mientras lo hacemos vamos nombrando dichas articulaciones y los nombres de cada músculo. Les voy preguntando uno por uno, así participan en cada sesión, les felicito cuando me responden certeramente. 

-Cuando hay algún juego en el que se precisa de cierta puntería, intento que trabajen en grupitos de 3-4 (en lugar de por parejas) para que los que tienen una mayor habilidad no se aburran cuando hay uno que falla más, ya que al ser varios, no se nota tanto.



-He suprimido los juegos competitivos, fomentando los de cooperación, para que así no haya ganadores y perdedores, si no que lo que se valore sea un trabajo bien hecho, independientemente del tiempo empleado.



-Les doy una enorme autonomía, ya que siguiendo a Famose (1992), aunque sea yo quien determine el tipo de actividad a realizar, son tareas "redefinidas" por los discentes, es decir, yo indico <el qué> pero no <el cómo>, así que ellos deben pensar y trabajar en grupo.



-Una vez cada 3-4 semanas les doy una sesión de juego libre, en la que ellos son quienes organizan y realizan la sesión en su totalidad, animándoles, sugiriéndoles, riéndome con sus ocurrencias...



-Utilizo unos métodos de evaluación individualizados, basándome en el interés del alumnado y no en la "calidad" de sus movimientos, valoro la constancia, el comportamiento, la actitud, dándole mucha menos importancia a las características físicas y a los resultados cuantitativos de los chicos y chicas. Además, ellos lo saben, por lo que están más tranquilos, por ejemplo, al saber que no van a tener un 10 si dan 10 saltos a la pata coja y un 4 si dan solo 2; saben que valoraré que intenten hacerlo lo mejor posible, que practiquen a tope, que no se den por vencidos, independientemente de que den 2 saltos o sean capaces de dar 15.



Pues bien, gracias a todo esto (que no creo que sea ninguna novedad, pero sí unas pautas que no siempre se siguen), he conseguido que dicho alumno esté motivado, así como el resto de sus compañeros y compañeras, participe activamente en casi el 100% de las clases, que no haya discriminación debido a que no sea tan ágil como sus compañeros y compañeras, que haya una mayor inclusión, que disfruten de las actividades, que no se muestren recelosos ante determinadas tareas, que sientan placer ante el trabajo de la expresión corporal y el ritmo, que tengan menos sentido del ridículo (ya que soy yo la primera que no lo tiene y juego mucho con ellos), y un largo etcétera de cosas positivas.

Así pues, colegas de profesión y de especialidad, os animo a que os desprendáis de la metodología tradicional que siempre ha ido de la mano con la EF, que trabajéis más con el propio cuerpo, con el ritmo, con la expresión corporal, que eliminéis la competición y fomentéis la cooperación y el trabajo en equipo, que dotéis a los infantes de autonomía, que juguéis con ellos y que creáis en ellos, ya que estoy convencida de que notaréis un cambio muy positivo y la inclusión vendrá de la mano con todo ello, ahorrándonos un buen esfuerzo tras unas semanas de aplicar este tipo de sesión.

Esperando haberos servido de ayuda, os doy las gracias por vuestro tiempo y os mando un afectuoso saludo. ¡Hasta pronto!

2 comentarios:

  1. Coincido plenamente, si a edades tempranas no inculcamos los valores de la práctica de juegos y actividades física en lugar del deporte explícito, habra muchas bajas en el camino. Un consejo? A mi me funciona muy bien el circo y el acrosport, actividades muy diferentes y que se pueden practicar con grupos pequeños y mixtos en edades. Saludos y buen trabajo!

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    1. Muchas gracias por leerme y comentarme, Miguel Ángel.
      Al hilo de lo que me dices, yo suelo practicar siempre acrosport durante el tercer trimestre con los cursos más grandes de Primaria, y con los más peques hacemos algunas figuras, movimientos y demás. Aunque el circo no lo he puesto nunca en práctica y, después de ver vuestro precioso trabajo con dicho contenido, estoy como loca por hacerlo con mis alumnos yo también!!! Y cuando lo haga, cuenta con una publicación mostrando el producto final!!!

      Un abrazo y, de nuevo, muchas gracias.

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